¿Consideras que tienes buena ortografía? Algunas personas aducen no poder recordar las reglas ortográficas, y escriben sin cuidarse de si una tilde va o no va, o si una palabra es con “s” o con “z”, pues los correctores ortográficos de los procesadores de texto acudirán en su ayuda.
Cierto: Los correctores ortográficos pueden resultar una ayuda, pero también lo contrario; incluso pueden introducir faltas. Muestro dos ejemplos de mi experiencia profesional: El corrector de Word con que trabajo no marca error cuando aparece “prestamos” en lugar de “préstamos”. Y hace algunos años tuve una versión que me sustituía “Sudamérica” por una expresión que la decencia me impide transcribir.
La ortografía no solo es para los escritores
Escribir sin tomar en cuenta la ortografía no es algo de que deba blasonar quien tiene estudios, del mismo modo que ningún carpintero blasona de sus sillas mal cepilladas y peor lijadas. Como el carpintero se esmera en el acabado de su silla por respeto al cliente y por su beneficio económico, quien escribe en razón de su profesión (no solo narradores, poetas, ensayistas…) está obligado a esmerarse en el acabado de cuanto escribe, por respeto al lector y por conveniencia propia: como el carpintero.
En ese buen acabado la ortografía es el elemento más evidente.
«Eso lo sé, pero soy incapaz de aprenderme las reglas ortográficas», objetará alguien. Es cierto, pero memorizar las reglas no libra necesariamente de faltas de ortografía.
La actitud ante la ortografía
Más importante que conocer las reglas ortográficas es la actitud que se tenga ante ellas. Si se piensa que son algo impuesto por capricho de alguien (¡esa malvada Academia!), difícilmente se llegue a escribir sin faltas ortográficas.
La ortografía es un producto de la evolución en el tiempo del lenguaje escrito, no una imposición arbitraria; sus reglas, si bien algunas se memorizan, son un conocimiento que uno interioriza a lo largo de la vida, primero por el estudio sistemático (es decir, por la escuela), y todo el tiempo por el ejercicio de la lectura y la escritura. Es decir: La ortografía se aprende de forma activa, leyendo y escribiendo; la memorización es siempre pasiva.
La lectura y la escritura: una solución para mejorar tu ortografía
Mediante la lectura uno incorpora reglas ortográficas sin darse cuenta; después ellas funcionan de manera espontánea al momento de escribir.
Por tanto, la primera y más importante regla ortográfica es practicar la lectura y la escritura. Así aprendí ortografía.
Hace muchos años encontré un libro (no recuerdo nombre ni autor), cuyo método apliqué en mí y luego he aplicado cuando he debido ayudar a alguien con su ortografía. En él no se contenía regla alguna para memorizar, solo se combinaba lectura y escritura y se realizaban ejercicios sencillos para reforzar.
Un método sencillo que puedes aplicar
Este era el método: Se mostraba una lámina que acompañaba un texto breve (por lo general media página); en él aparecían destacadas las palabras que podrían presentar dificultades para el lector. El resto era trabajo del aprendiz, pues se le indicaba:
- Dividir en sílabas cada palabra.
- Dividirlas en letras.
- Repetirlas tres veces (siempre recomiendo cinco; no es conveniente repetir más veces).
- Buscarlas en un diccionario para entender lo que significan.
- Escribir una oración con cada una de ellas (pueden ser dos, o acaso tres, pero no más).
No hay necesidad de memorizar las reglas
No recuerdo si el libro tenía dictado como actividad, pero recomiendo que el aprendiz pida a alguien al día siguiente (no en el mismo día del ejercicio) que le dicte el texto. Así comprueba si logró interiorizar la escritura de las palabras…, y acaso descubra dudas en otras, en cuyo caso debe aplicar en ellas el procedimiento.
En este punto, declaro que no estoy de acuerdo con el dictado de palabras sueltas (aunque sí de oraciones sueltas).
Estoy seguro de que, si usted desea en serio mejorar su ortografía, con ese simple procedimiento lo logrará. Tome un texto cualquiera, marque las palabras que le parezca que pueden provocarle confusión, y aplíquelo. Verá que no se tendrá que preocupar por memorizar reglas, pero mejorará su ortografía.
Después de todo es bueno conocer algunas reglas
Addendum: Como sé que hay personas que, de todas formas, desean conocer reglas, a continuación les muestro unas pocas (hay más) que he debido buscar, pues, ¡no soy capaz de memorizarlas!
Se escriben con G:
Palabras terminadas en –gen, -genario, -gión (son muy pocas); -gia o -gogia (liturgia, demagogia, nostalgia…; excepción: las pocas terminadas en –plejia, de la medicina); –fagia (son escasas, todas relacionadas con “comer”: onicofagia); –gía (vigía, orgía, elegía, energía); –logía (todas especializadas, indican “estudio de”); -gico (alérgico, enérgico, esofágico, letárgico, mágico, quirúrgico, trágico); -lógico (todas son especializadas).
Verbos terminados en –ger (escoger…; excepción: tejer y sus compuestos), -gir (dirigir, mugir, urgir…; excepción: crujir) y –giar (desprestigiar…; atención a las “s” en esta palabra). Desde luego, se mantiene la “g” en la conjugación (escogimos, dirigiste), salvo escojo y dirijo, por razones obvias.
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