Leer antes de dormir aumenta la concentración, activa la memoria y ayuda a soñar. Caminar por los senderos de una nueva aventura focaliza nuestros ideales en ella.
Y es que la complicidad del ocaso y sus encantos encienden estrellas para abrazar los libros. No existe mejor compañía junto a la almohada que una nueva historia para viajar con los ojos abiertos y el cuerpo en calma.
En ese mundo en que volvemos a ser niños y volamos con Wendy y Peter Pan, nos vestimos de príncipes para salvar a la amada o nadamos con aletas de sirena; allí retornamos cada noche cuando se acciona el interruptor de una realidad que nos hace humanos.
Los distintos motivos para leer
A los más pequeños los suman sus padres, a los adolescentes el deseo de conocer; mientras que a la humanidad toda, la necesidad de encontrar el remedio para el estrés del día a día.
Nos concentramos en un mundo donde los conflictos se convierten en experiencias para aplicar en el mañana. Mientras el recuerdo de lo que leímos prepara el camino hacia un sueño pleno, donde la imaginación toma las riendas de un descanso merecido. Se relaja la mente y recarga el cuerpo sus energías.
El hábito de leer antes de dormir
Según The Sleep Council, quienes ven la televisión en la cama duermen muy mal la mayoría de las noches, al igual que el dieciséis por ciento de quienes revisan sus correos electrónicos antes de acostarse. Por el contrario, el treinta y nueve por ciento de las personas que tienen el hábito de leer antes de ir a dormir, disfrutan de un placentero descanso.
El sueño constituye una de las formas de renovar cada célula del organismo ¿Pero cuán difícil resulta conciliarlo, muchas veces, aunque estés cansado? A este malestar que conocemos como insomnio, lo medicamos con la lectura. Ella contiene el antídoto y la forma para tratar cualquier dolencia.
El lugar de la lectura en nuestras vidas
Esta musa intranquila que armoniza palabras; nos mantiene ocupados y aleja las preocupaciones. Además consume, con sus buenas vibras, las energías que restan al final de la jornada diaria para así entregarnos a los brazos de Morfeo, dispuestos y sin límites.
Cuenta un estudio del Dr. David Lewis, filósofo estadounidense, considerado uno de los más importantes analíticos de la última mitad del siglo XX, que leer para reducir los síntomas del estrés es un sesenta y ocho por ciento mejor que escuchar música, un cien más efectivo que beber una taza de té, un trescientos mejor que salir a caminar y un setenta más positivo que jugar videojuegos. Leer tan solo seis minutos es suficiente para disminuir el estrés en un sesenta por ciento. Con esta acción se ralentiza el ritmo cardíaco, alivia la tensión muscular y mejora el estado de ánimo.
Números que ilustran más allá de frías cifras, el lugar que debe ocuparla lectura en nuestras vidas. Además de la terapia celestial que, cada noche, ofrece cuando nos cuestionamos por qué leer antes de dormir.
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