El diseño gráfico de los libros

Por Juan Nicolás Padrón.

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Cuando comencé a trabajar como editor, no tenía muy claro si el diseño gráfico se definía como técnica o como arte. Conocí a experimentados técnicos y a famosos artistas que lograban atractivos y congruentes diseños, y a varios, de una y otra procedencias y condiciones, que reproducían lo evidente o deseaban crear su propia obra, sin reparar en que debían ser comunicadores y servir al lector para facilitar la comprensión del mensaje y una lectura fluida. Me di cuenta de que lo esencial de la disciplina o profesión no era su condición técnica o artística, sino los resultados de un trabajo ancilar al texto, y la visualidad que contribuyera, con estilo e identidad, a acercar a posibles lectores y a tributar creativamente a su conexión con el tema del libro.

También comprendí que el diseño gráfico editorial no es solo cubierta, ni mucho menos imagen escogida para esta, aunque ambas decidan el primer impacto visual y sean el rostro ante el lector-comprador: la coherencia del todo, la armonía y limpieza de cada plana, el objeto-libro como un bien para leer y disfrutar, y una mercancía “diferente” para comprar, resulta esencial en la comunicación cultural y el alcance comercial. La calidad y la organización visual de los libros corresponden integralmente a todas sus partes, pues se producen para ser leídos con placer y vendidos con facilidad; por muchos conocimientos técnicos o talento artístico que posean los diseñadores, su trabajo consiste en formar parte de un equipo que el editor organiza y dirige para alcanzar los fines mencionados.

El análisis del público meta en el diseño gráfico

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Existe un público meta específico que debe comprar determinado libro. El buen diseñador lo estudia, analiza sus gustos, y entonces proyecta la realización de sus ideas artísticas y técnicas, determina los objetivos, define las herramientas, conceptualiza la estrategia comunicacional, supervisa la producción y evalúa los resultados. En este tránsito de sus ideas al lenguaje visual en el proyecto de libro, habrá de hacer coincidir el resultado del diseño con las proyecciones de la editorial y las aspiraciones del segmento de mercado del público meta, teniendo en cuenta no solo conocimientos de arte, técnica o tecnología, sino además de comunicación visual y medios masivos, métodos de trabajo en grupo, administración de recursos económicos, especificidades del comercio, etcétera.

El mejor diseño es aquel que satisface las expectativas para cuya satisfacción fue concebido, y el mejor diseñador es el que integra estética y ética en su trabajo y en el equipo, partiendo de conocimientos que, además de los que se consideran específicos de su actividad, abarcan materias tan disímiles como la historia del arte y, en general, de la cultura; la fotografía, la psicología social, la semiótica…: se trata de una disciplina interdisciplinaria. Por supuesto que las condiciones de trabajo y la estimulación resultan fundamentales para lograr los mejores resultados, pero también es esencial la conciencia económica y comercial aplicada al trabajo y la racionalidad en costos y gastos; de lo contrario, solo nos estaríamos refiriendo a la teoría.

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