La poesía de Ernest Hemingway es a no dudarlo una asignatura pendiente. La afirmación no es gratuita ni mucho menos. La obra del coloso novelista norteamericano, se suele valorar siempre desde las aristas irrevocables de su impetuosa prosa, émula sincera de su atávica experiencia vital.
Pero a no dudarlo, su corpus poético trasuda también vitalidad, y como el París, que habitó, y donde logró el dominio total del oficio más solitario del mundo, “bien vale una Misa”.
La casa editorial DMcPherson, que promueve con largueza los mejores y más singulares valores de la literatura con mayúsculas, “de aquí de allá y de acullá”, ha sabido aquilatarlo, y con un gesto magnánimo ha allanado el camino para tal empeño editorial que ofrezco al lector, por su intermedio.
La génesis del ya cumplido anhelo, ha significado acometer el largo y tormentoso camino de la traducción, inédita hasta aquí para el lector cubano; facilitada a este escribidor por un entrañable amigo y hermano de tantos avatares, el bien reconocido músico y compositor Louis Franz Aguirre Rovira, orgulloso hijo del Camagüey; autor de una obra bien aquilatada y multipremiada internacionalmente, y radicado en el antiguo reino del príncipe Hamlet, la Dinamarca de hoy.
Regalo suyo fue, el volumen Complete Poems que incluye toda la poesía de Ernest Hemingway, génesis y acicate vital para lo que es y ha sido esta ardua y responsable labor que me ha tomado toda la extensión de una década.
La poesía a lo largo de la vida de Hemingway
Un proceso que me ha significado revisitar al Hemingway total que coexiste en su azarosa vida y obra. En primer lugar, porque los textos poéticos que entresacamos en este empeño, también ensayístico por necesidad, van emergiendo a lo largo de toda su vida; y subsiguientemente, porque no se entenderían apropiadamente, separados del todo que fue su monumental obra creativa, desde los pormenores de su historias cortas, sus novelas, y hasta sus reportajes periodísticos, y last but not least, su abundosa correspondencia.
En un minuto de esta andadura, hubimos de apuntar que:
“De tales congruencias en el tiempo narratológico hemingwayano, y de las consecuentes interrelaciones espacio temporales, que se diversifican y presuponen en cada uno de aquellos ejercicios escriturales; surgen coordenadas de diverso signo que constituyen marcas muy reveladoras del oficio de un escritor de “peso pesado” como lo fue Hemingway.”
Para ilustrar al lector, nada mejor que citar uno de los poemas que incluimos en el libro, y que por la génesis creativa, corresponde a los primeros del temprano rimador, Mitrailliatrice (Ametralladora), un texto que redondea, como innegable metáfora el proceso generativo del poeta-escritor, y su propia génesis vital y creativa.
Los molinos de los dioses muelen lentamente
Pero este molino
Tabletea con stacatto mecánico.
La amenazante infantería de la mente
Avanza sobre terreno difícil
Y hace de esta Corona, una ametralladora.
La evolución humana y personal del poeta
La historia poética revela al Hemingway que desgrana versos con aquella antigualla, una máquina de escribir marca Corona, regalo de cumpleaños de la que sería su primera esposa Hadley Richardson, y que lo vincula además con la inevitable coordenada bélica, en su bien conocida incursión en la Primera Guerra Mundial, no como soldado precisamente, pero donde recibiría un bautizo de fuego y metralla que lo marcara para siempre, hasta el punto de inmortalizarlo en su bien conocida novela: Adiós a las Armas.
En otros momentos poéticos recogidos en el libro, el lector podrá asomarse con toda libertad a ese decursar que desde la poesía, revelará el proceso de evolución humana y personal del rimador inveterado, desde sus días de imberbe adolescente, hasta los de su mismísima madurez: la física y la emotiva.
Un Hemingway, disponible, siempre, para desgranar sus versos, y hacerlos reservorios posibles del instante que, acaso, pudiera recrear después con largueza en su prosa poderosa.
El lector por su parte, como un plus muy deseable, podrá descubrir con algo de cómplice asombro, a ese Hemingway poeta que nos deslumbra y desborda siempre.
Jorge Luis Borges, refiriendo al valor que todo libro pueda tener ha dicho con autorizada suficiencia: “lo único que importa de un libro es ser leído, pues si está cerrado es solo un cubo de papel con hojas”. Con tan caro deseo en mi corazón, lo dedico a mis amables lectores.
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Muy importante publicar sobre la poesía de Hemingway. Se ha escrito mucho sobre él, pero poco de sus poemas, que según he oído decir fueron 88. Yo he escrito cómo fue Hemingway con los muchachos del barrio, el vecino travieso y humano. Éxitos.
Hola Alfredo muchas gracias por leernos y por tu comentario, sin dudas la obra de Hemingway es digna de seguir debatiendo.