La costumbre de poner plantas a hervir y luego beber el líquido
extraído, es muy antigua. Se utilizó en China hacia el año 2737 a.C. y
según la leyenda, fue el emperador Shen Nung quien descubrió las
propiedades beneficiosas del té. Sin embargo, su lugar de origen de
origen no es ni China, ni la India; sino el viejo valle de Assam, entre
ambos países, a orillas del río Brahmaputra.
Aunque pienses que
existen muchísimos ejemplares, té es el que proviene de la hoja de una
sola planta: Camellia sinensis; la cual da como resultado tres
diferentes tipos de tés: negro, verde y oolong; el cambio depende del
procesamiento de la hoja. Por esta razón los tés herbales en realidad
son infusiones. Así que cuando hablamos de manzanilla, tilo y otras
bebidas calientes – ya sea con hierbas o bolsitas – no son tés. La
planta del té no sólo es rica en antioxidantes y vitaminas, también es
fuente de fluoruro, que ayuda a proteger el esmalte de los dientes.
La leyenda inglesa del té Earl Grey
Una de las leyendas cuenta que el té Earl Grey fue inventado por una casualidad de la vida. El Conde de Grey importaba té de China y en el mismo buque venía aceite de bergamota para hacer perfumes. El olor era tan penetrante que impregnó el té y cuando llegó a Inglaterra el personal del conde se desesperó pensando que se había estropeado. Sin embargo, antes de darlo por perdido, el conde lo probó y le encantó. De esta curiosa forma, se siguió aromatizando el té negro de China con aceite de bergamota, dando lugar al que posiblemente sea el más famoso té de Occidente. Se ha calculado que los ingleses consumen aproximadamente 45 billones de tazas de té cada año, o lo que es lo mismo, más o menos 2,1 kilos de té por habitante.
Las ventajas de consumir infusiones calientes
Varios estudios recomiendan consumir tés e infusiones calientes, sobre todo durante las comidas, porque ayudan a la digestión y aceleran el metabolismo, de forma que nuestro cuerpo asimila mejor los nutrientes, que si tomáramos bebidas frías. En consonancia, tomar bebidas calientes durante las comidas, especialmente aquellas que son más grasientas, evita que las grasas se fijen con facilidad en nuestro cuerpo, efecto contrario al de las bebidas frías. Por otra parte, las bebidas calientes nos ayudan a sudar y, por consiguiente, a que la temperatura de nuestro cuerpo se regule, especialmente en verano. Aunque parezca inverosímil, si tomamos bebidas calientes nos sentiremos mucho más frescos.
Los tés disminuyen infecciones: si estamos resfriados o tenemos gripes, nos ayudan a aliviar los dolores de garganta, además de diluir la mucosidad, y a abrir nuestros pulmones, por lo que también nos permite cuidarnos de forma natural. Un estudio de la Universidad de Cardiff, asegura que tomar una infusión hace un efecto similar al de la morfina.
Tomar bebidas muy frías hace que la sangre de nuestro corazón bombee de forma más lenta que si lo hacemos tomando bebidas calientes naturales; estas también contribuyen a la salud del tracto uterino, puesto que el agua caliente ayuda a limpiarlo, actuando como un diurético natural. En caso de infecciones urinarias, se recomienda añadir unas gotas de limón natural. Por último, mejorarás tu humor. Las bebidas calientes ayudan a mantener estados de ánimos positivos, respondiendo de forma amable ante situaciones de tensión. Te recomendamos los tés rojo, verde y negro, así como infusiones de manzanilla, canela, menta, tila, entre otras muy saludables.
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