¿Cuáles fueron mis primeras metas literarias? Pues comencé a escribir desde los siete años, poemas a mi madre y personas amadas de la familia y a los once me descubro haciendo un cuento de corte social, que a través del tiempo me sigue asombrando. Cuento que aún no ha sido publicado y que guardo con cariño.
Las primeras metas literarias de un escritor
Ahora a la distancia de sesenta años pienso que esa fue mi primera meta, que me puso el listón muy alto para que lo que vendría detrás. Después de mucho tiempo escribiendo cuentos y poemas de amor, policiacos y hasta de cierto terror, entro en el mundo de la literatura para niños, un terreno resbaladizo para cualquier autor.
Escribir para los niños: una de mis metas literarias más altas
Esta fue una meta muy alta, porque escribir para los niños es dar enseñanzas de forma ligera, contar historias fabulosas y creíbles, llegar a su mundo creativo por medio de la imaginación y sobre todo con el mayor respeto y amor hacia cada uno de mis lectores, que el día de mañana serán hombres y mujeres de buen corazón, meta a la que aspira cada escritor que se dedique a ellos.
Una montaña difícil de escalar
Meta que siempre me alegra el corazón, sobre todo cuando un niño me dice que le gustó tal cuento mío y casi me lo recita, o cuando un padre me comenta que cada noche debe leer los mismos cuentos de ‘’Cuatro Esquinas’’ y siento que aunque la meta me parecía como una montaña lejana y difícil de escalar, es algo palpable. He llegado a la meta, pienso a veces.
La fe en tu obra y el amor a tus lectores
Pero tal vez la meta es un espejismo en el desierto que parece estar y desaparece cuando te acercas, aunque lo más importante es seguir insistiendo con fe en tu obra y darles mucho amor a todos tus lectores en cualquier rincón de la Isla o del Mundo.
Cuando la famosa musa te ayuda
Hay libros que salen de principio a fin, porque tienes en tu mente el tema completo, porque la famosa musa lo tejió de tal forma que es solo darle terminación. Para mí, tiene mucho de místico un libro que sale de esta forma. Mi mejor experiencia la tuve con ‘’HISTORIAS del REY TUCK’’, un libro publicado por Editorial Gente Nueva, lleno de leyendas noruegas que me llegaban a veces en sueño y otras sentada en mi terraza.
Cuando comenzaba a escribirlas no me podía detener, todo empezó viendo paisajes increíbles de Noruega, de su naturaleza exuberante, imágenes de los trolls, esos seres mitológicos que pueblan sus bosques y de pronto ahí estaban los textos.
Los misterios de la creación
Pero eso no siempre sucede, hay libros que se nos complican y por ejemplo ‘’NACER EN ZURRON’’, noveleta autobiográfica con la que vengo luchando desde hace más de seis años, pero que se me escapa como agua entre los dedos cuando quiero terminarla, otro de los misterios de la creación. Por eso, decidí no ponerle fecha a este libro, sino darle tiempo, pues según Hemingway debemos escribir todos los días, pero eso es bien difícil en el contexto de nuestra sociedad.
Las metas literarias hay que cumplirlas
Así que la sigo revisando y agregando anécdotas personales a la historia durante sesenta años de mi país y saldrá cuando el libro lo decida, eso es respetar la creación. Y sueño con que D’McPherson Editorial se interese en ella en su debido momento. Para el punto final aún me falta, pero llegará.
Porque nunca debemos dejar un libro a medias y eso también es tener una meta. Sería dejar un sueño sin realizar y eso no vale la pena.
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