Lourdes de Armas.
El trabajo del editor en Cuba complementa y engalana la obra del escritor. Su labor es imprescindible en el proceso editorial de la isla. Está en correspondencia con los intereses temáticos y las pautas editoriales y se involucra en el proceso de producción del libro. Garantizando que se cumplan las normas de redacción, su propósito en el arte del libro, va más allá de la corrección gramatical y ortográfica, que también son esenciales para lograr la excelencia de una obra literaria.
Entre el escritor, la editorial y el editor, se establece una fructífera conexión que permite la fluidez en el desempeño evolutivo de la obra, la cual transcurre por diferentes etapas antes de llegar a los lectores.
La industria del libro es un proceso artístico en el que participan muchas personas. Y es de suma importancia contar con un equipo editorial de elevada profesionalidad para preservar el derecho de autor, la calidad de la obra y la eficacia en la promoción.
El trabajo encomiable de un editor en una obra literaria
Los consejos del editor en muchos casos resultan inconmensurables para un escritor; sin embargo, su labor por lo general no es valorada en su justa medida, y su contribución queda a la sombra. El escritor Ambrosio Fornet, (Premio Nacional de Edición 2002) se refirió precisamente a esta condición, que no solo estampa la labor de los editores de la isla sino a la gran mayoría, como un oficio en el que repercute más el olvido que el reconocimiento: “Solo se hace visible en el fracaso, no son meros correctores de estilo, es un ejercicio de perfeccionamiento del trabajo de los autores.”
El periodista, editor y diplomático estadounidense Walter Hines Page, refiriéndose al encomiable trabajo del editor expresó en una ocasión: “El editor es el socio, el ayudante del autor y su más alto sirviente o consejero ante la gente”.
La cercanía entre escritores y editores propicia un rico intercambio de experiencias. Aun cuando los consejos de un editor son diferentes a los de un escritor. Aunque muchos tengan esta dualidad, son perspectivas diferentes pero ambos son importantes para la creación de una obra literaria. Comparto brevemente algunas recomendaciones y consejos del editor.
Recomendaciones para la edición de un texto
• Emplear la palabra exacta, propia, la adecuada. Es una de las reglas fundamentales del estilo. El conocimiento del vocabulario es imprescindible. Y el uso de diccionarios, entre ellos, el etimológico, son unas de las herramientas primordiales.
• Se debe evitar
- Verbos fáciles: hacer, poner, decir.
- Las muletillas: cosa, especie, algo.
- Duplicidad de adjetivos (procure que el empleo de adjetivo sea lo más exacto posible)
- El abuso de los adverbios, sobre todo los terminados en mente
- Las locuciones adverbiales (en efecto, por otra parte, además, en realidad, en definitiva)
- La acumulación de preposiciones.
- Las conjunciones “parasitarias”: que, pero, aunque, sin embargo. Y otras por el estilo que alarguen o estropeen el ritmo de la frase.
- El abuso de pronombres.
- El excesivo tecnicismo y aclare el significado de las voces técnicas cuando no sean de uso común.
- El empleo de vocablos rebuscados.
- El abuso de los incisos y paréntesis. Ajústelos y procure no que sean excesivamente amplios.
- Excesos de gerundios.
- La adjetivación.
- Frases excesivamente largas.
- Las repeticiones excesivas y malsonantes, pero tenga en cuenta que a veces, es preferible la repetición al sinónimo rebuscado. Repetir es legítimo cuando se quiere fijar la atención sobre una idea, siempre que no suene mal oído.
• Tenga sumo cuidado con el empleo del posesivo su, es causa de anfibología (doble sentido)
• Coloque los adverbios cerca del verbo a que se refieran. Resultará más clara la exposición.
La corrección de estilo, la edición de un profesional capacitado mejora y enriquece el texto. Asegura la excelencia y calidad de los contenidos y de la obra en general.
Sin embargo, el consejo de un escritor, nos compenetra en la obra creativa, infundiéndonos confianza y motivación, y por supuesto, nos dota de herramientas esenciales para enfrentarnos al papel en blanco. Escritor y editor, son figuras equivalentes para guiarnos en el ejercicio de la literatura, sin olvidar que la vocación es el misterioso origen que nos conduce y obliga a ejercerla.
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