Escribir para los niños no es descender a su altura sino elevarlos a ellos hasta las estrellas. “Si de soñar se trata” es un libro que ha logrado remover recuerdos y trasmitir un mundo lleno de ilusiones. Considero que la niñez es la etapa de la vida que debemos aprovechar al máximo, porque al hacernos adultos siempre volveremos a ese pequeño nido, donde el viento nos acunaba dulcemente y aunque las tempestades de la vida nos golpeen, la brisa de los recuerdos nos hará sonreír.
Las historias de este libro están dedicadas a mis tres hijos, para cuando sean ancianos, mantengan los recuerdos de aquellos veranos pasados en la casa de madera de sus abuelos, Tata y Lita, allá en Dolores. Los viajes a la Playa Florida y los baños increíbles con los patos, en la vieja bañera del patio, bajo los atejes, donde dejaron colgada su niñez y tantos sueños. A Amandi, el Rafa y a los bebés Ryan y Abraham, para que sepan algo sobre sus bisabuelos Lita y Tata, a los que no conocieron, porque llegaron hace poco a la familia, pero deseo que los amen por el espacio que ocuparon en nuestros corazones. Y para aconsejarles a todos que no se dejen arrebatar su niñez jamás, porque es cálido refugio en las tempestades de la vida.
Los recuerdos de una infancia feliz
En el libro se transita por un lugar del campo cubano, donde la protagonista llamada Pelusa, personaje que me acompaña desde mi primer libro Pelusa y su bosque encantado, siempre rodeada de verdes cañaverales, sueña con ver el mar. La visión de la niña es el hilo conductor para llevar y traer personajes como el abuelo Tata que es un anciano fabulador, que repleta la cabeza de su nieta con historias increíbles que él las hace más que creíbles.
Juntos llenaran las noches del Central Dolores no solo de murciélagos, sino también de ilusiones. La abuela Lita y sus mamoncillos dulces y las exquisitas melcochas tan blancas como su delantal de nubes, que arropa los sueños de la despeinada nieta.
Son muchas las peripecias de Pelusa en medio del campo y luego al ver por primera vez el mar, que aunque vivimos rodeados de él muchas personas se hacen ancianas y mueren sin conocerlo, es
realmente una experiencia mágica que marca nuestras vidas.
Espero que cuando lean este libro sonrían y hasta se emocionen con los recuerdos de esta niña cubana, que a veces vive en Dolores, otras en Cuatro Esquinas, Matanzas o se baña en la playa del Bahía. Es un personaje que está estrechamente vinculado a la vida de la autora, llevando y trayendo recuerdos de su infancia y dejándose llevar por ellos.
Eso es escribir para los niños ser feliz con nuestro mundo y llevarlo a los demás, con sinceridad y amor sin
límites.
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