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Graves consecuencias de leer

Graves consecuencias de leer
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Leer  es una enfermedad incurable. No se quita. Además, hacerlo atentamente, sin tregua, desde edades tempranas, es la puerta que conduce a la formación de un ser humano de más amplios horizontes y de mejor conducta. Si leemos desde niños, con sistematicidad  y sin obligación, solo por placer, leeremos siempre. La lectura se convertirá en una especie de alimento para el espíritu, del que seremos, con el tiempo, insaciables. Ya lo digo, es grave el problema.

Esas lecturas primeras subyacerán en lo más profundo de nosotros mismos, aunque aparentemente no las recordemos. Por si fuera poco, ampliarán cada vez más nuestro lenguaje, nuestro instrumento del pensamiento, la capacidad de nombrar las cosas con precisión, y a partir de ahí entenderlas mejor y, quién sabe, hasta cambiarlas.

Leer nos pone en contacto con autores que, por lo general, nos abren posibilidades de interiorizar diversas miradas inteligentes al mundo que nos circunda. Si son clásicos, si son buenos escritores hay garantías. En el caso de la ficción, novelas, cuentos, viviremos contrastes de  actuaciones entre personajes, que nos hará, al menos, reflexionar acerca de nuestro propio desempeño, acerca de la vida, sus leyes y sus contradicciones.

El goce intelectual y sano de la lectura 

La lectura nos produce goce intelectual y sana diversión desde niños, desde que nos leen antes de dormir, aunque sea sobre ogros, lobos y hadas, mientras nos arrellenamos protegidos entre nuestras sábanas mullidas. Y cuando alguien le lee a un niño lo conduce a una región imaginativa que, al crecer, lo ayudará a romper fronteras, porque la imaginación vale tanto como el conocimiento. Además, aprenderá conducta. Aprenderá cívica. Aprehenderá al hombre.

No temo a moralizar cuando escribo, porque creo que haría falta, en nuestro mundo actual y siempre, aleccionar  y enaltecer la moral muchísimo más de lo que lo hacemos. Aleccionar con la palabra y con los hechos. No para dar recetas prefabricadas, sino para llamar la atención sobre las cualidades y los empeños nobles que nos hacen más aptos, capaces de vivir en  sociedad y sobrevivir como especie. La violencia, la guerra, la parte más oscura de la actuación humana, hay que conocerla, hablar y escribir sobre ellas, pero también aprender a repudiarlas. 

La literatura como reflejo de la realidad

La  literatura refleja la realidad y la realidad de nuestro mundo es asombrosa en sus avances científicos y tecnológicos, y a la vez, pródiga en problemas de actuación, de dirección, de gobierno, de disciplina, de falta amor, de atención a las regulaciones sociales. En muchas de nuestras regiones priman la ignorancia, la incultura y la desigualdad. 

¿Cómo vamos a enfrentar con efectividad un mundo tan complejo desarmados y mansos? Desde el conocimiento es difícil, desde la ignorancia casi imposible. Debemos inducir a la niñez y a la juventud a beber de todo lo que nos ayude a descifrar al ser humano, y a proyectar cada vez más cualidades sociales e individuales, desde la ciencia, el arte y la literatura en primer plano, y después, dejarlos volar a su modo.

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