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Pulsar las cuerdas de la autopromoción

Pulsar las cuerdas de la autopromoción

Elaine Vilar Madruga.

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En mis años de carrera literaria he aprendido no pocas enseñanzas valiosas referentes al manejo de contratos, a la relación editorial-autor, a la relación —no menos compleja que la ya mencionada con anterioridad— entre el escritor y el lector, etcétera. En el mundo creativo, todo se concentra en un aprendizaje que, muchas veces, es brutal de asumir por los escritores noveles. Es este un mundo cambiante, en el que influyen factores objetivos y subjetivos; es, además, un universo donde prima la competencia —ya sea la tan deseada emulación entre pares, sin cuyo influjo existiría poco impulso, y la no tan deseada pugna que contrapone personalidades, ideas, estilos, grupos, estéticas, a veces sin conciliación posible. 

Durante mis más de quince años de trabajo literario, una pregunta me ha rondado siempre: ¿cómo visibilizar la obra creativa en este mundo de relaciones cambiantes?, ¿cómo lograr posicionarla dentro de un universo donde en ocasiones no existen aliados, excepto la propia obra y el impulso de su autor? 

Existen muchas respuestas para esta interrogante y cada una conduce a un particular coto de estrategias promocionales, de las cuales el escritor puede valerse para hacer más visible su trabajo. En este artículo me referiré, esencialmente, a ese conjunto de herramientas que llamamos “autopromoción” y que, en los últimos tiempos, se han convertido en un articulado de ideas que, si bien aplicadas, pueden ayudar a que obras y autores sean más visualizados en un contexto tanto regional como internacional. 

Beneficios de la autopromoción para los escritores

La pregunta es la siguiente: ¿de qué manera la autopromoción puede beneficiar al escritor y a su trabajo?

1. Vivimos en una aldea global digital: aprovecha sus ventajas. El mundo se mueve y se conoce a través de las redes. En ellas se crean vínculos perdurables, tanto amistosos como de trabajo. Los principales grupos editoriales y las pequeñas casas editoriales coexisten en esta aldea global, y emplean las redes para dar a conocer sus productos, lanzar convocatorias y, ocasionalmente, incluso se disponen a recibir manuscritos valiéndose del alcance de visibilidad que el mundo digital provee a todos. Por esto te recomiendo que manejes y dispongas tus redes sociales de manera coherente, visualizando en ellas contenidos que prueben tu competencia como autor: premios literarios obtenidos, antologías en las que has publicado, entrevistas que te han realizado, proyectos en los que participes, videos donde grabes tanto poemas como fragmentos de cuentos, etc. Intenta siempre que los contenidos sean variados y, alerta, no conviertas a tus redes sociales en un triste gueto donde solo intentes llamar la atención sobre tu obra a gritos. 

2. Crea alianzas: la figura del escritor solitario comienza cada vez a difuminarse más. Comuniones —casi siempre temporales— de artistas suelen atraer la atención de nuevos usuarios sobre los contenidos colectivos e individuales de los creadores que componen estas asociaciones. Colabora ocasionalmente con otros artistas en beneficio de un proyecto en común. Te sorprenderá descubrir el alcance —en materia de visualización— que estos proyectos ofrecen a la obra individual. Estas alianzas temporales se han de escoger, no obstante, con extremo cuidado, ya que unirá tu obra al quehacer de otro creador, al menos por un tiempo. Piensa de antemano: ¿quién es este creador?, ¿de qué manera su trabajo se relaciona con el mío?, ¿qué nos aportamos mutuamente?, ¿de qué manera mi quehacer individual puede verse beneficiado con este proyecto específico? En literatura, no todo se trata de cálculos y números, pero intenta siempre que las “montañas rusas” a las que desees montarte te traigan un aporte mínimamente espiritual y que te dejen, al final del viaje, un sabor satisfactorio. 

Las conexiones entre tus libros y el trabajo creativo de otros autores

3. Relaciona un producto artístico recién nacido con un producto artístico previo: intenta hallar conexiones entre tus libros. La promoción específica vinculada a un producto artístico en tiempo presente puede servir para introducir o visibilizar nuevamente otros libros, proyectos o creaciones que, en el pasado, tuvieron una relevancia. Por supuesto que algunas asociaciones serán más simples de encontrar. Por ejemplo: publicar el segundo libro de una trilogía de novelas te sirve para enlazar a los autores del primer título con el recientemente publicado, y adelantarles a los lectores pequeños flashes de lo que será la tercera entrega. Otras asociaciones cuestan más trabajo: ¿cómo enlazar un libro de poesía con una obra de teatro, o un texto de literatura infantil con uno de ciencia ficción? En estos casos, la creatividad —en sus múltiples combinaciones— te ayudará a presentar el producto literario de manera fresca y coherente a tus seguidores. 

4. Aprovecha las oportunidades de replicar contenidos de otros autores donde se haga mención de temas de tu interés y que puedan conectarse con tu trabajo literario. Como escritor, sin duda sentirás que existe una deuda —temporal y espiritual— con otros creadores que han influido en tu obra; o, simplemente, te sientes atraído hacia determinados artistas, sean o no de tu misma rama de creación. Sigue a otros autores y descubre qué valiosos contenidos publican en las redes. Valora las experiencias que otros escritores pueden transmitirte. Pero, eso sí, que esa transmisión se perciba siempre como algo auténtico, no impostado o artificioso. Para relacionar el contenido de otro autor con tu propia obra deberás conocer bien a ese creador, a sus intereses, sus libros, y visibilizar en primera línea de importancia —concediendo los créditos debidos— el material que vas a replicar. Es esta una forma adecuada de respetar la visualización ajena y el trabajo creativo de tus colegas. 

La importancia de la visibilidad y las críticas

5. No desaproveches oportunidades que te ofrezcan visibilidad. La figura del “escritor condenado” o “maldito” es ya bastante demodé. No funciona en el mundo que vivimos ni permite establecer una conexión lo suficientemente aguzada con otros lectores que no sean los que pertenezcan al gueto del propio “escritor maldito”. No se trata de que tu vida creativa gire en torno a la autopromoción, pero sí de que sepas valorar los materiales que te permiten visibilizarte. Las entrevistas, en mi caso, me han dado resultados muy valiosos; y también las reseñas literarias —tanto las positivas como las negativas— ya que estas ofrecen un feedback en tiempo real de tu material literario que puedes emplear a conciencia. 

6. No hay crítica ni comentario lo suficientemente negativo (excepto los mensajes abiertos de odio) que no puedan servir para visibilizar tu creación. Cuando nos autopromocionamos, siempre queremos mostrar la mejor imagen de nosotros mismos y de nuestro trabajo. Es humano. Nadie escapa de ello. De ahí que poquísimos escritores se atrevan a publicar noticias, entrevistas o reseñas donde la crítica apriete el lazo, sea cáustica o desmerezca su trabajo. Seamos honestos: amamos las críticas gentiles y odiamos a las que —con mayor o menor verdad— abaten a nuestra creación. Dentro del diapasón amplísimo de la crítica negativa se encuentran aquellas que se hacen de manera objetiva (las que se centran en un estudio mínimamente serio de tu obra) y las subjetivas (que toman cualquier material a mano para desacreditar tu trabajo, la crítica literaria “amarillista”, o la simplemente envenenada por asuntos de cualquier índole). Pues, en mi experiencia, una de las críticas más enconadas a mi obra me ayudó a disparar las ventas de ejemplares de uno de mis títulos que se presentaba justo en el momento en que la crítica se lanzó. ¿Casualidad?, quizás. ¿Causalidad?, tal vez. En todo caso, valora cada crítica en su justa dimensión y comparte con tus seguidores incluso aquellas que no siempre benefician a tu creación. Toda crítica es un ejercicio subjetivo. El que la realiza tiene la potestad y la libertad de hacerlo, y tú, como autor, también tienes la potestad de emplear esa crítica en tu beneficio. 

La autopromoción como una valiosa herramienta 

7. No es necesario llegar a la televisión para ser visibilizado: en los tiempos que vivimos, ¡ay del escritor que espera a ser reconocido por los otros para posicionar a su trabajo! Si aguardas por un “milagro” que te coloque a la cabeza de los mejores grupos editoriales, o si coses y cantas mientras esperas por la llegada del representante que cambiará tu vida creativa, si te crees un “autor maldito” porque no publicas ni eres premiado, entonces solo pierdes un tiempo valiosísimo. Esto no quiere decir que debas desaprovechar las oportunidades que otros puedan brindarte, incluso el grandísimo “boom” que traería si uno de los milagros mencionados anteriormente sucediera. Pero, entretanto, la autopromoción es una de tus más valiosas herramientas, que puedes utilizar siempre que mixtures la elaboración de tus propios contenidos con la reproducción de contenidos creados por los otros (lectores que han comentado tu trabajo, reseñas de tus libros que repliques en tus diferentes redes sociales o listas de correos, promociones editoriales donde se encuentren incluidos tus libros, etc.) 

8. Destina ejemplares de tus libros para fines promocionales: de cada tirada de tus títulos, separa al menos 10 para que le entregues  gratuitamente a editores, booktubers, reseñistas, colegas, bibliotecas, grupos de lectura, etc. De esta forma, garantizas un flujo de lecturas en torno a tu trabajo y, con un poco de suerte, quizás alguna reseña. Si no puedes entregar el libro físico, negocia previamente con la editorial que te publica, para que puedas distribuirlo de manera digital entre algunos de los críticos que conoces. 

La creatividad en el lanzamiento del producto literario

9. Sé creativo en tus lanzamientos: existen muchas formas en las que la creatividad ayuda a la visualización de la obra. En mi experiencia, las presentaciones de libros a la típica usanza no te permiten ni establecer un vínculo con el lector que vaya más allá de la firma del libro, ni presentar el producto artístico de manera divertida y novedosa. En los últimos tiempos, he descubierto —aunque nunca lo he llevado a la práctica— que presentaciones intervenidas por otras manifestaciones artísticas suelen ser muy exitosas. Encuentra tu propia manera de adaptar la creatividad a tu producto literario en específico. 

Recuerda siempre que la autopromoción es una herramienta que te permite insertarte dentro del mundo literario y que genera un flujo de visualización en torno a tu creación literaria. Por supuesto: existen otras muchísimas formas de conseguir que una obra sea visible en el panorama creativo. En materia de escritura —y esta es una opinión de la que nunca voy a despojarme— el valor más importante, el que verdaderamente no puede ser desplazado, es el talento. Por desgracia, el talento no siempre posiciona al autor en el lugar que merece. Los ejemplos sobran: autores con escaso o nulo talento —pero acompañados por estrategias promocionales y de venta, por campañas publicitarias, etc.— logran ser más reconocidos a la misma vez que sus contenidos aparecen más visualizados a través de los diversos medios de comunicación, o por los canales diversos que las redes sociales nos ofrecen hoy en día. 

Lo ideal es que talento y promoción marchen a la par. 

No olvides que la autopromoción puede ser un instrumento útil y que, si aprendes a pulsarlo de manera correcta, traerá a tu vida creativa las agradables notas del reconocimiento. 

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