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El impulso por los productos light


Cuando escoges productos light, ¿sabes
realmente que estás comprando? La preocupación por la apariencia física y el
excesivo culto a la delgadez continúan conquistando adeptos en el mundo. Cada
vez más personas se imponen dietas alimentarias con el único fin de lucir
acorde a los patrones que la industria del entretenimiento y los medios de comunicación, continúan vendiendo desde hace más de medio siglo.

Para lograrlo, como un perfecto engranaje, la
publicidad de marcas y consorcios internacionales, nos propone un estilo de
alimentación saludable y sencilla, con la “ligereza” de sus productos ofertados
en el mercado. Light es la palabra de moda que hoy domina las cocinas de
millones de familias.

Un producto light es aquel cuyo aporte
energético – medido en calorías y en julios – es al menos un 30% más bajo que
el de su alimento de referencia, o sea, el mismo alimento pero en su versión
natural.

El consumo de productos light se ha
incrementado en los últimos años y esta tendencia parece no tener freno. El
término está naturalizado como imprescindible para lograr ese modo de vida sana
que permitirá la figura perfecta al estilo hollywoodense. Pero, cuando recorres
el supermercado y te empeñas en encontrar los codiciados productos light ¿sabes
realmente que estás comprando?

La
estrategia de las grandes empresas

El éxito de este tipo de alimentos reside en
una tesis tan antigua como efectiva: el autoengaño. La industria nos vende
estos productos con publicidad astuta. Las empresas utilizan múltiples trucos
que juegan con las palabras o las imágenes para un único mensaje: si quieres
adelgazar, los productos light son la solución.

Así, para aquellas personas que no pueden
resistirse a determinados alimentos ricos en grasa por naturaleza, como la
mayonesa, los quesitos o el paté, el recurso es comprarlos en su versión light.

El resultado de esta mentira que nosotros
mismos – los consumidores – nos infligimos a diario al comprar los productos
light, es un aumento desmedido de estos alimentos en el mercado y el incremento
de las ganancias económicas de los grandes consorcios que los venden.

La falacia radica en que el consumidor que
hace uso de estos productos subestima las calorías y piensa que al ser light
puede comerlos en grandes cantidades, sin embargo la consecuencias es que el
cuerpo pierde la capacidad de reconocer el real contenido calórico de un
alimento, inutilizando su regulación automática.


La
interpretación errónea de light

El error nuestro está en que la mayoría de
las veces no sabemos interpretar la información nutricional que encontramos en
las etiquetas de los “light”, puestas por los vendedores convenientemente en
letras bien pequeñas.

Si lo hiciéramos, descubriríamos que una gran
variedad de productos bajos en calorías en realidad no son tan light como
intentan vendernos y si los consumimos en grandes cantidades, sus efectos
resultan contrarios a lo que se busca, produciendo incluso aumentos de peso ¡El
autoengaño!

Para que entiendas: 15 gramos de mayonesa
convencional contienen unas 100 calorías y unos 10 gramos de grasa; la versión
light aporta en torno a 50 calorías y 5 gramos de grasa. Pero si caes en el
autoengaño de los productos light y consumes el doble, pensando que no te hará
“engordar”, al final estarás ingiriendo las mismas calorías y gramos de grasa
que si usas la mayonesa convencional.

Para más convencimiento, saca esta cuenta: el
helado de chocolate bajo en grasa tiene 3 gramos de grasa que contienen 250 calorías
por porción. Si te sirves tres veces terminas consumiendo 9 gramos y 750
calorías. Pura matemática.

Las
consecuencias de los productos light

Si pensamos que por ser un producto light,
podemos consumir el doble o mayor cantidad, al final estaremos ingiriendo las
mismas calorías y gramos de grasa que si se tratara del producto convencional.
Además, es posible que, aunque el alimento light contenga menos cantidad de
grasa o carbohidratos que el de referencia, siga aportando demasiadas calorías.

Por tal razón, es también importante comparar
las características de los productos light y sus equivalentes tradicionales,
para determinar si en verdad son adecuados o no a nuestras necesidades.

Pero esta no es la única consecuencia de
consumir alimentos light. La reducción energética de estos productos se
consigue disminuyendo la cantidad de azúcares o grasas, o sustituyéndolos por
otros componentes menos calóricos. Por lo que al comerlos estaríamos provocando
un desequilibrio nutricional en el organismo.