Por Aldo Sánchez.
Los proverbios nacen del comportamiento de las personas y de la observación de la realidad, y nos revelan de una forma sencilla pero importantísima el descubrimiento de la sabiduría de un hombre, o de varios, para enfrentarse a los desafiantes y nunca acabables problemas de la vida. Entre los disímiles temas que pueden tratar los proverbios se encuentran las preocupaciones que acosan sin cesar al hombre: enfermedad, muerte, explotación, inconformidad, injusticia, amor, educación, salud, trabajo, etc. Por lo que han llegado como un foco generador de esperanzas hasta nuestros días develando los valores aprendidos en el triunfo y el fracaso, en la búsqueda de una reflexión que en la enseñanza del bien a nuestros hijos comprometa.
El proverbio en sus orígenes fue como descubrir un oasis en medio del desierto, y su función era y es la de llevar un mensaje y hacerse entender, la de evangelizar a través de la experiencia personal a otros que, si bien aún no habían tropezado o incurrido en un error, podían bajo su propia novatada hacerlo. O sea que, desde su nacimiento, estas pequeñas gotas sapienciales trataron de revelar las leyes ocultas que regían la naturaleza exterior del hombre hacia un gran río interior que por medio de la palabra se transmitiera, conservara o divulgara con el único fin de mostrar los dos objetivos básicos de la sabiduría que son: Informar: descubrir, ver, extasiar. Y formar: poner orden, disponer, instituir, prevenir.
Formas básicas de los proverbios
Por lo que podría decirse que existen dos formas básicas para expresar la sabiduría:
1— Los proverbios de constatación que perciben lo real y lo expresan. Detallan y definen lo que existe. Formulan lo increíble, lo indiscreto, lo innegable. Y su objetivo básico es el de informar. Y pueden, incluso, provocar la risa. Un ejemplo de esto lo podemos encontrar en el libro Proverbios y poemas: ″Si el orden no te sosiega con todo su esplendor, es que eres un tonto o un soberbio″.
2— Los proverbios de orden que siempre llevan un lenguaje exhortativo y tratan de dirigir la conducta de tres maneras: órdenes serias, tabúes y exhortaciones. Y su objetivo fundamental es el de formar. Ejemplo: La queja es una justificación de lo mal hecho por uno mismo.
Un proverbio es como un país. Lo esencial de un terruño no son las casas, sino la historia donde se va a contemplar la gente. Y el resultado del libro Proverbios y Poemas es precisamente eso: umbral, camino, levedad, reflejo visceral de la callada voz de un pueblo…